El despachito de Raúl Herrero, fragmento
Cerdito escribiente, collage de Juan Francisco Nevado para la pieza de Raúl Herrero El despachito |
Empleada comisionista.-Ya sabes
de mi amistad íntima con el secretario de Estado del Ministerio de aguas
fecales. Y él se encuentra en posición decúbito supino, en muy buena
disposición con la perspectiva de tu nombramiento, también sabes que el Director
Generalísimo obedecerá en todo al secretario de Estado, claro está, porque para
eso es un prócer del partido. Como sabes, todavía permanecen en la empresa
trabajadores fieles al vetusto régimen, y nos debemos librarnos de ellos a
cualquier precio. No hemos llegado hasta aquí para permitir que nos aborden los
rebeldes. El partido lleva años conspirando para controlar esta entidad y nosotros
se la hemos entregado, así que algún premio obtendremos… Además ya sabes que el
propósito final no es otro que arruinar la empresa y venderla.
Empleado 2.-¿Y la Junta Directiva
qué opina de todo esto?
Empleada comisionista.-Ya se ha
ocupado el secretario de Estado del Ministerio de aguas fecales de ponerles en
su sitio. Todavía existe algún simpatizante de los rebeldes, sobre todo del tal
Melgares, pero ya sabemos lo que hacer…
Empleado 2.-Ya sabéis que estoy
entregado a la causa.
Empleada comisionista.-Pero, a
cambio, nosotros te pediremos un favor…
Empleado 2.-¡Lo que sea! ¡Por la
empresa y el imperio del Director Generalísimo lo que sea!
Empleada comisionista.-Verás, el
Empleado 1 nos parece sospechoso, ¿de qué partido es?, ¿a qué huele?, ¿tiene
demasiados remilgos? ¿No estará en contacto con Melgares? Hemos recibido unos
informes suyos negativos. Además sabe algunas cosas, tal vez demasiadas. ¿Se
opondría a nuestros planes para desmantelar la empresa? Si tú nos informas de
sus actividades, de sus preferencias, de sus pensamientos más íntimos y
profundos, ya me entiendes… Creemos que Melgares prepara una revuelta…
Empleado 2.-La verdad es que al
Empleado 1 lo considero un meapilas, un hombre sin atributos, pero, contad
conmigo. Y a ese tal Melgares si ya nos lo cargamos, ¿a qué viene?
Empleada comisionista.-Nos lo
quitamos de encima, pero toda precaución es poca. Los chacales cierran filas
contra él. Una servidora repite en los festejos de la empresa los argumentos
que nos inventamos para su despido, los mandatarios del partido saben de sus
pasos y hasta le han cerrado posibles vías de trabajo…
Empleado 2.-¡Con la mentira
siempre adelante!
Empleada comisionista.-¡Ese es mi
chico y el eslogan de nuestro Director Generalísimo!
(Ambos empleados se abrazan y
lloran emocionados).
Empleado 2.-¡Eres como mi
hermana! ¿Qué digo mi hermana? ¡Eres como mi padre!
Empleada comisionista.- ¡Ya será
más, ya será más!
(Ambos se separan con
violencia).
Empleado 2.- ¿Y cómo le arranco a
ese pazguato sus pensamientos, si es que los tiene? ¿Le torturo, le lamo, le
beso, le rompo los huesos?
Empleada comisionista.- Me
imagino que actuarás con sutileza. Por ejemplo, le puedes propinar un estacazo
en la cabeza, en la parte superior de la nuca, luego lo secuestras y… (al
Empleado 2) ¿Te estás enterando? (El Empleado 2 afirma con la
cabeza). Le vendas los ojos, le quitas los
zapatos y después los calcetines, si los lleva…
Empleado 2.- Puag, ¡qué asco!
Empleada comisionista.-¡Insisto!
¡Le quitas los calcetines! Y después le incrustas fósforos en las uñas de los
pies, luego los enciendes…
Empleado 2.-¿Y si le mato
directamente?
Empleada comisionista.-También es
una solución. Toma una pistola.
(La Empleada comisionista
general sindical ofrece una pistola al Empleado 2 que la toma y la guarda con
mimo).
Empleado 2.-El sistema clásico,
nunca pasa de moda y siempre impresiona.
Empleada comisionista.-Pero
mátalo bien, no vayan luego a decir que somos unos chapuzas, que eliminamos de
cualquier manera…
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