Raúl Herrero: Antología IV Bolol (y ningún otro poema)


Portada de El mayor evento (2000) en su versión de 50 ejemplares limitados.



Antología poética -en línea- de Raúl Herrero, IV



Bolol (y ningún otro poema) se publico en el año 1994 en la colección El último Parnaso. Según me comentó un amigo su sobrina señalaba todos los objetos que se encontraba a su paso y los definía como Bolol. Esta palabra me resultó divertida, por su ausencia de significado y porque para la pequeña esa palabra conformaba un todo absoluto. El añadido de “y ningún otro poema” lo incluí como reafirmación de lo absoluto que, en el lenguaje infantil, convocaba el título del libro. Además ese subtítulo aparecía tachado por lo que, al tiempo, se negaba que no hubiera ningún otro poema. Por supuesto, nadie se enteró de este juego, lo que no es de extrañar, ya que hasta ahora no había escrito ni comentado una palabra al respecto. Los poemas del libro se redactaron durante el año de publicación y constituyen el mejor exponente de mi  período de bohemia poética, recitales y demás. Con posterioridad, en 1998, se reeditó este libro en la misma colección, si bien entonces, como suele ser costumbre en un servidor, se eliminaron unos textos, se modificaron otros y se añadieron doce poemas, lo que aportaba al poemario un aire un tanto diferente. Además en la segunda edición de Bolol se incluía como apéndice un breve poemario, redactado en 1993, titulado Venusberg (publicado en las ediciones Gabirol dirigidas por Angela Ibáñez, 1994), que son los restos del naufragio de un gran poemario que se titulaba Catedral y que murió sin una edición y en el anonimato. Por este motivo incluyo primero un poema de la primera edición. En la siguiente entrada  seleccionaré un textos de los que se escribieron y añadieron en la segunda. En el libro se incluían algunos poemas visuales como Poema donde se hace palpable y accesible la divagación más compleja sobre el vacío en su totalidad y Orfeo, al que definí como poema narrativo-claustrofóbico, preludio de otros orfeos y de más cosas.
El poema que incluyo habría el libro en 1994, también en 1998. El origen del mismo reside en la canción de Bob Dylan “Tangled up in blue”, no es una traducción, ni una reinterpretación, pero recuerdo que escuchaba este tema mientras escribía y reescribía el poema, por lo que para mí forman un todo indisoluble. 



El tema carece de título y, en ocasiones, se le ha atribuido como tal el primer verso “El fracaso desciende por la avenida”.


El fracaso desciende por la avenida.
Hombres con herramientas incrustadas
en las manos respiran sudor;
los alientos desprenden el bálsamo
del cadáver;
se compadecen entre sí por temor
a sus niños de tela de araña.
Hoy no me permiten
nombrar a la poesía en presencia
del comediante.
El firmamento se entristece
mientras hablo con el azur.

Vendré desde donde regresé
a preguntaros por vuestras quimeras.
Cuando niñas con ojos púrpura
os llamen al orden
espero no encontraros fosilizados
por la frustración,
mientras vetáis los poemas
de vuestros hijos.

Abortaban las gargantas de los aviones
para bombardear a mujer taconeada
donde anciano bebe leche mohína.
En tanto yo conversaba con el azur
la guerra iniciaba su discurso desde
el otro lado de las montañas. Los disparos
acompañaban con moscas a los uniformes.

Ante candado de fábrica
llorarán madurez, deber, pobreza; mientras tanto
divago en el azur.

La mugrienta callejuela me mostró
al emperador de la soledad con
sus dedos plantados en alquitrán.
Al preguntarle habitaciones del ensueño
me traspasaron vista y angustia;
su voz me recordó a campanas de bebida
que me advertían: “No abandones el azur.”

Entierran a los supervivientes
al final del camino de tierra.
Las canas llaman a la revolución
encaramadas a ventanas de espejo,
frente al olmo desgajado camufla
pensamientos el viejo poeta.
Enramado predicador sostiene desde
su mirada pechos de castidad.
Hurones, con vestimenta escolar, afilan
sus bastones para empalar a la palabra
versificar.
En una taberna escarban esculturas
sobre desastres de mi cerebro irracional;
entre tanto, me pierdo en el azur.

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