Antología poética XIX: Raúl Herrero: Officium Defunctorum
Portada de la segunda edición de Officium defunctorum |
Antología poética -en línea- de Raúl Herrero, XIX
En abril del año 2005 se publicó
la primera edición de Officium Defunctorum,
un poemario con estructura de misa de difuntos y que contenía reflexiones sobre
la muerte, lo trascendente y, por consiguiente, sobre la vida. Mientras
corregía las pruebas de imprenta murió mi amigo y maestro Antonio Fernández
Molina, por lo que el libro terminó dedicado a su memoria. La primera edición,
con dibujos de Berta de Montells, apareció en la colección de poesía Las
patitas de la sombra del Centro de Estudios
bibliográficos y Exlibristicos de Madrid (84-609-5905-8) . La segunda edición del poemario se
editó bajo el título Tiniebla original, junto con el libro Origen de los meridianos del poeta canadiense Paul Bélanger, en el año 2010
(en versión bilingüe castellano y francés, en la colección Isla Remota de
poesía, Logos ediciones, 978-84-938139-3-2). La traducción al francés de mi poemario la realizó
Paola Masseau. El catedrático de literatura Francisco Torres Monreal escribió
un prólogo para esta segunda edición de Officum Defunctorum, en el que realizaba reflexiones como las
siguientes:
Es éste un Libro de meditación
sobre nuestro ser en el tiempo (…) Estamos ante un poema en espiral, construido
rítmicamente, sobre los oxímoros, comparaciones e interrogaciones que acompañan
sus diversas temáticas. […] No creo que nuestra poeta rehuya estas
aproximaciones. Al contrario, admite y reconoce a cuantos maestros del
pensamiento le han precedido en este viaje, entre ellos, sin duda, a Job y al
Libro del Tao, a Parménides y Heráclito, a Platón y a la mística cristiana arrimada
a su amparo… Pero confiesa que ha sido la música la que más ha removidosus
aguas profundas. Sin duda que a los músicos también pudieron exaltarlos, y
hacerles explorar territorios nuevos, los textos de los poetas (y afirmo esto
en particular de Mozart, cuyo itinerario sigue R. Herrero de cerca en la
estructuración de su escritura, aun reconociendo su fervor por H. Berlioz, H.
Biber, Tomás Luis de Victoria…
A continuación traigo a este
antología en línea el fragmeto completo incluido bajo el apelativo de
Lacrimosa.
Suena mi voz desde el fondo del
agua,
amparada por el peso de la
respiración
y el juego frugal enardecido por
el aire.
Nada en el tiempo procura
consuelo,
nada en el paso constante por
cenotafios,
ventanales o brumas de materia
engañosa.
Pero superar las afrentas es
perseverar,
pero llorar en vano es derramarse
hasta
transformar las peñas ásperas en
líquido de sed.
¡Qué día tan espléndido para
callar,
para ascender del descenso,
para pacer en la placidez!
Ahora el canto será silencioso
pero incombustible.
El inocente permanecerá a salvo
de la culpa
para siempre.
El corazón a expensas de la
regurgitada noche;
las cenizas salvadas por el
cuerpo.
La muerte es un silencio,
¿preludio de nuevos acordes?
Sobre la apariencia de sombra,
la luz de todos los recuerdos
vividos
y venideros; la memoria,
como un ente común,
la apariencia de memoria
visible en todos.
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