El poeta con pantalones (Poema de Raúl Herrero)
El poeta con pantalones
El poeta en la calle hace el ridículo.
Las monjas lo señalan y a carcajadas se ríen de sus pantalones.
Los burócratas le roban la ropa,
lo dejan desnudo, en hora punta,
en mitad de una avenida.
Los perros se lanzan a morderle
el cuello.
El poeta se peina con mimo,
se viste con optimismo,
caza unas moscas,
se calza los zapatos,
sale a la calle y todos le disparan.
Corre de esquina a esquina
esquivando balas y flechas.
Aunque se transforma en escarabajo
los niños le reconocen.
Los prelados le escupen en la cara
y se mofan de sus mofletes
hasta caer rendidos
por el hipo de la risa.
Cuando entra en las tiendas
le hacen pasar por un embudo
y después lo expulsan a empujones.
En la universidad los primates le temen,
pero se le acercan con precaución,
armados con quijadas y
disfrazados de poetas,
para golpearle en las sienes.
Le permiten entrar en el cine,
pero la entrada le cuesta el doble.
Camina junto a la comparsa evitando
las minas que apostan a su paso.
Si no fuera tan obstinado,
y se dejara vestir de primera comunión,
mejor le iría en la vida…
El poeta en la calle hace el ridículo.
Las monjas lo señalan y a carcajadas se ríen de sus pantalones.
Los burócratas le roban la ropa,
lo dejan desnudo, en hora punta,
en mitad de una avenida.
Los perros se lanzan a morderle
el cuello.
El poeta se peina con mimo,
se viste con optimismo,
caza unas moscas,
se calza los zapatos,
sale a la calle y todos le disparan.
Corre de esquina a esquina
esquivando balas y flechas.
Aunque se transforma en escarabajo
los niños le reconocen.
Los prelados le escupen en la cara
y se mofan de sus mofletes
hasta caer rendidos
por el hipo de la risa.
Cuando entra en las tiendas
le hacen pasar por un embudo
y después lo expulsan a empujones.
En la universidad los primates le temen,
pero se le acercan con precaución,
armados con quijadas y
disfrazados de poetas,
para golpearle en las sienes.
Le permiten entrar en el cine,
pero la entrada le cuesta el doble.
Camina junto a la comparsa evitando
las minas que apostan a su paso.
Si no fuera tan obstinado,
y se dejara vestir de primera comunión,
mejor le iría en la vida…
8 de septiembre de 1997
De La voz de su amo, 1998. El último Parnaso: Zaragoza.
Libro de artista numerado y de edición limitada con colaboraciones de Fernando Arrabal, Antonio Fernández Molina, etc.
Incluye dibujo de Alejandra Pizarnik.
Si te interesa adquirirlo aquí tienes hielo:
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